Es una novela histórica en la que el final, es tan conocido como que en "Titanic", se hunda el barco. Arturo Pérez-Reverte describe con gran precisión tanto las tácticas navales como los barcos y hombres que iban a bordo, basándose en la abundante documentación existente de marinos ingleses, franceses y españoles supervivientes de la batalla. Tal y como describe su autor: "Hombres de hierro en barcos de madera- combatieron y murieron exactamente así".
En un contexto histórico donde las tropas francesas se paseaban por Europa, Napoleón quiso culminar la empresa fallida por Felipe II dos siglos antes: conquistar las Islas Británicas.
Mientras el Reino Unido se había aliado con Rusia, Austria, Suecia y Nápoles para derrocar a Napoleón Bonaparte del trono imperial, España firmaba una alianza con Francia (Tratado de San Ildefonso -1796- y posteriormente el Tratado de Aranjuez -1800-) donde se comprometía a contribuir económicamente en los conflictos bélicos franceses y ponía a disposición su Armada para combatir a la flota naval inglesa que amenazaba las posesiones francesas en el Caribe.
Año 1805, objetivo: conquistar las Islas Británicas. Estrategia: distraer a la flota inglesa a las posesiones de las Indias Occidentales alejándola del Canal de la Mancha. Resultado: fracaso de la flota franco-española y derrota en Finisterre el 22 de julio. Al mando el vicealmirante francés Pierre Villenueve, marino poco experimentado pero íntimo amigo del ministro de la marina francés. Su cobardía en la batalla y su desobediencia llegaron a oídos del emperador que le pidió volver a París para que rindiera cuentas y destituirlo, pero Villenueve, sabedor de tales intenciones se desvió a Cádiz y partió con la flota combinada el 18 de octubre.
El 21 de octubre, una mañana de poco viento, tuvo lugar cerca del Cabo Trafalgar la mayor batalla naval que había visto la humanidad hasta el momento. La flota franco-española fue derrotada por la superioridad técnica y táctica de la Armada Inglesa.
Consecuencias:
Trafalgar Square |
Esta batalla otorgó la hegemonía de los mares al Reino Unido durante el s. XIX, dificultando el tráfico comercial y militar de España con sus colonias de ultramar, que propiciaron su independencia. El vicealmirante Horacio Nelson falleció durante la batalla por el disparo desde una jarcia de un tirador del navío de línea francés Redoutable; y en su memoria se dedicó la columna en el centro de la plaza más importante de Londres.
La Armada española quedó fuertemente debilitada y, aunque disponía todavía de más de 38 navíos de 3 puentes, la Guerra de la Independencia forzó que se pudrieran en los puertos españoles durante la ocupación francesa. Supuso el mazazo definitivo para España como potencia mundial marítima y colonial. El Teniente General Federico Gravina y Nápoli al mando de la escuadra española, murió a los dos meses como consecuencia de las heridas sufridas en la batalla.
Para Francia, esta derrota sirvió para afianzar la posición de Napoleón en el continente. El vicealmirante Pierre Villenueve, fue capturado por los ingleses y puesto en libertad en 1806. Se suicidó el 22 de abril en su habitación del Hotel de Patrie en Rennes antes de ser juzgado en consejo de guerra.
Para el autor, Arturo Pérez-Reverte, esta obra le valió para ser condecorado en 2005 con la Gran Cruz al Mérito Naval, la más alta distinción otorgada por la Armada española para una civil.
En honor y recuerdo de aquellos mendigos, campesinos, soldados de infantería y reclusos liberados que fueron reclutados en una apresurada y obligada leva hacia una batalla que sabían perdida antes de librarse... como homenaje a su valentía y entrega pese a su escasa experiencia en la mar.
Esta obra va dedicada a ellos. Invito a leerla a todos los apasionados de la novela histórica y, en especial, a los amantes de las tácticas navales.
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