El autor define, en boca de los reporteros de guerra, "territorio comanche como el lugar donde el instinto dice que pares el coche y des media vuelta; donde siempre parece a punto de anochecer y caminas pegado a las paredes, hacia los tiros que suenan a lo lejos, mientras escuchas el ruido de tus pasos sobre los cristales rotos. El suelo de las guerras está siempre cubierto de cristales rotos. Territorio comanche es allí donde los oyes crujir bajo tus botas, y aunque no ves a nadie sabes que te están mirando."
Este libro es un homenaje a tantos reporteros caídos realizando su trabajo y dando su vida, tanto profesional como personal por informar al mundo de la crudeza de las guerras.
Narra de historia de un equipo de reporteros de guerra que tratan de grabar en su betacam, la explosión de un puente durante la guerra de Yugoslavia. Imagen que, de conseguirse, será portada en todo el mundo... Mientras están apostados a la espera de que salte en pedazos el puente que tienen delante, van recordando anécdotas de otros conflictos bélicos por todo el mundo, reporteros que salvaron la vida y muchos otros que la perdieron.
Aparecen nombres que ahora ocupan puestos relevantes en los medios de comunicación... y no deja de ser curioso, no les ha faltado nunca trabajo. La humanidad tiene el triste honor de estar en permanente estado de guerra: cambia el paisaje, el motivo o excusa, la incompetencia de las Naciones Unidas por los intereses encontrados del lugar o los países implicados pero siempre habrá reporteros, mercenarios armados con su cámara, para jugarse la vida por explicar las consecuencias de la guerra con objetividad.
"Territorio comanche" no es muy extenso y refleja muy bien el trabajo del reportero de guerra.
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